No vengo aquí a contaros cuando nació, cuales han sido los logros de su larga y aún duradera vida (los próximos años que cumpla serán 88), y que aunque nacido en Sicilia, ahora vive en la bella Roma. No, no vengo a contaros eso, sólo vengo a hablar de sus libros, como diría uno que yo me se. Llevo unos 15 años leyendo a Camilleri, todas sus novelas, o la inmensa mayoría han pasado por mis manos, inclusive cuando comencé a entender su lengua vernácula, leí algún libro sin traducir. Pero si hay algo que me gusta de sus novelas, además de su saga, que luego comentaré, es su ligereza; pero no me entendáis mal, no ligero de simple, ligero de ameno. Durante más de 40 años escribió guiones teatrales y eso deja huella en sus escritos, diálogos sutiles y no tan sutiles, cargados de ironía, de inteligencia, de sabiduría, de simpatía. Diálogos frescos y rápidos que hacen que sus novelas apenas duren 24 horas entre tus manos. Y finalmente dio vida al genial Montalbano, Camilleri ha escrito al menos medio centenar de novelas creo yo, pero sin duda su hijo (metaforicamente hablando) es Salvo Montalbano. Un detective siciliano duro, serio, efectivo, maniático, enternecedor, resolutivo, consecuente, inteligente, y genial que durante 19 novelas, nos ha enseñado no sólo su vida, sino, estoy quasi segura, los propios sentimientos de su padre o creador. Si hoy me paro a pensar sobre la saga de Montalbano, y echo la vista atrás me doy cuenta de como el personaje ha envejecido, fisicamente y psicologicamente. En las últimas novelas Salvo es mucho más crítico, está mucho más cansado de la sociedad y política italiana, y no tiene ningún decoro en decirlo. Suponemos que amparado por las letras Camilleri a sus 88 años no tiene ninguna necesidad de callarse, hastiado de todo lo visto en un país de pandereta, a estas alturas, pensará él, "para lo que me queda en el convento..."
Espero, aunque no con mucha esperanza que el último libro de Montalbano leído, "La Danza de la Gaviota" el 19 de su saga, al menos traducida al castellaño, no sea lo último que lea de él. Aunque debo irme haciendo a la idea de que la eternidad no existe, por ello, se que habrá un vacío en mi corazón lector cuando este hombre deje de escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario