viernes, 15 de julio de 2016

VISITANDO ESCOCIA (PARTE 1)


El martes 21 nos levantamos con tiempo, hicimos nuestras maletas viajeras y contratamos un servicio privado de transporte al aeropuerto de Orly directamente en el hotel (18 euros persona). Allí el vuelo salió con media hora de retraso, nos costó un poco lograr encontrar para cambiar dinero a libras inglesas (solo en la oficina de correos) pero es lo que tienen los aeropuertos pequeños son más prácticos, pero tienen menos servicio. Volamos con vueling, pero sin incidencias, picamos algo en el avión y aterrizamos, con su hora de diferencia cerca de las 2:30, casi en hora para recoger nuestras maletas y nuestro minivan de alquiler.

Habíamos contratado el coche con Enterprise (unos 900 euros saliendo a las 14:00 el 21 y devolución el 28 a las 19;00) aparte cogimos un conductor adicional (5 euros al día) y un seguro a todo riesgo (250 euros más) porque nos daba miedo y no confiamos en nuestra destreza para conducir por la izquierda.

Éramos dos conductores, colocamos nuestro GPS, nos dieron una VW bastante amplia, que para 5 y maletas nos permitía ir cómodos. Y rumbo a nuestra aventura escocesa. Tras habituarnos a eso de ver los coches al revés, las glorietas y lograr salir del aeropuerto la ruta se fue haciendo más sencilla. Dirección a Perth, cruzando el magnífico puente de Edimburgo que es un festín para los ojos y de ingeniería. Hacía un día soleado aunque fresquito y nuestra primera parada fue el castillo de Dunnotar, un sitio sacado de película, con acantilados, fondos de pantalla de Windows, una maravilla que nos daba la bienvenida al país del agua, las ovejas y la vegetación. Era nuestra primera experiencia pagamos 11 libras (las entradas no son baratas ya os digo, son castillos casi todos privados y claro mantenerlo no debe ser barato), pero mereció la pena porque nos impresiono.

Dunnotar Castle


De allí ya directos al HotelHilton Abeerden Treetop, un hotelazo en una zona residencial y tranquila. Lo habíamos reservado a través de la agencia de mí amigo: factorytrip.com, y nos había salido genial de precio. Vimos que tenían una oferta de hamburguesa y cerveza para ver el partido de la Eurocopa, esa noche jugaba España contra Croacia, así que eso hicimos ver el partido e irnos tristes a dormir.

Pagamos a parte el desayuno (10 libras por persona), yo las gasté, una hora de buffet a lo bestia, verdadero english breakfast, delicioso. Y allí a cambiar hacia otras tierras escocesas, esa noche dormíamos en Inverness.

La primera parada Crathes Castle, no pagamos entrada, hay que optimizar, eso si 2 libras dejar el coche, pero paseamos por fuera, hicimos fotos, hacía buen día y el entorno era un espectáculo.
Ahí me lancé y cogí el coche, y me gustó. El coche era grande, la carretera muy estrecha pero le cogí rápidamente el truco, suerte que elegimos automático, si no posiblemente los cambios de marcha me hubiesen complicado la vida. 



Y camino a Balmoral, o al castillo elegido por la reina para pasar el verano.
Dejamos el coche, sin pagar esta vez, y tras cruzar un precioso rio llegamos a la entrada principal, de nuevo 11.50 libras, pero esta vez merecía la pena, es enorme, te incluye audioguia, y camión-tren que te traslada hasta el comienzo de la visita sin tener que andar mucho. La visita con el audioguia está perfectamente señalizada, y el sitio es de ensueño, por lógica es el sitio elegido por la Reina. Aprovechamos que era la hora de la comida y picamos algo, unos sándwiches, nuestros primeros haggis (yo no, he de ser sincera, me negué todo el viaje), todo por unos 14/15 libras persona. También le sacamos partido a la tienda, yo compré unos preciosos jabones, y de haberlo sabido hubiera comprado más, pensé que estarían en todos los castillos, pero cada uno tiene cosas diferentes.



 
A partir de ahí el día seguía luminoso, pero se nos revelaron las Highlands. Nos desviamos apenas 15 minutos de Balmoral para ver Braemar Castle, desde lejos eso sí.



Teníamos pensado atravesarlas para llegar a Aviemore, cerca ya de Inverness, pero sin coger autopista. Pero tras llevar una hora por solitarios pero preciosos parajes la carretera estaba cerrada y nos desviaron casi hasta nuestro punto de partida de la mañana. Intentamos tomar café en algún pueblo, y puedo asegurar que no es tarea fácil. De las cosas más llamativas de Escocia, además de lo verde, es la exuberancia y la soledad, es ver verde y verde sin población, ni tan siquiera una casa perdida, es sobrecogedor.

Finalmente cogimos autopista y llegamos a Inverness.

Pero eso ya será una nueva etapa del viaje. 

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