jueves, 14 de octubre de 2010

Los cambios de estación-los cambios de armario




Otra vez vuelve el fresquito, la lluvia, el viento, las temperaturas bajas. Y no queda más remedio que cambiar la ropa del armario. Porqué ya nuestras sandalias chapotean en la calle, nos helamos los pies, y los tules y gasas hacen que cojamos unos resfriados de aupa. Así que irremediablemente debemos cambiar de vestuario. Hombres del mundo, lo sentimos, nos volvemos a tapar, a cubrir, a disimular, a insinuar, vamos que ya no vais a ver más chicha, como mucho, mucho algún escote generoso, o la piel bronceada de algunas extranjeras que son unas inconscientes. Los que no tenemos habitaciones-vestidores, porqué el espacio material de nuestros hogares nos lo impide, no porqué no tengamos ropa, bolsos o zapatos para llenarlo, debemos subir y bajar la ropa, y hasta los bolsos, como es mi caso. Cambio hasta los pijamas, me faltaría tener que cambiar la ropa interior. Aunque he leído por ahí que también podemos sacar las bragas de cuello vuelto…en fin las hay muy frioleras. Y llega esa bonita tarde o día donde, sacas la escalera, la paciencia, y los trapos (porque ya que vacías, aprovechas). Y allá vas, a medio llorar porqué guardas tus preciosos vestidos floreados, los nostálgicos bikinis, y los cómodos vestiditos de algodón, para dar paso a las faldas de pana, los pantalones de lana, y los gruesos jerséis. Todo el año intentando pesar menos, y llega el invierno y nos lo echamos encima. Y así decimos adiós a nuestras queridas prendas veraniegas, y nuestras preciosas sandalias, y vemos como este año no nos tempos puesto ni la mitad de nuestro armario, que hemos comprado más de lo que hemos gastado, y que es estupendo nuestro armario cuando se ve vacío. Y los bolsones cargados y pesados, van escupiendo un montón de ropa, que también abulta, pero que en el fondo es muchísima, de la cual vas revisando la que te pusiste el año pasado, que guay estos pantalones que me vuelven a sentar bien, será que la gente está en lo cierto y he perdido algún kilo. O lo contrario, esto no me cabe, da igual lo guardo porqué estoy convencida de que ahora pierdo kilos fijo, entre el stres laboral y el gimnasio al que me he apuntado pero aun no he ido, es seguro que me valen. Y el mejor momento es cuando revisas el fondo de armario y siempre falta, un vaquero, unos zapatos negros y un pantalón negro, que sí que yo juraría que el año pasado lo compré, incluso a pares, pero no, la lavadora se come los calcetines, y los altillos de los armarios los fondos de armario. Pero que buena excusa para irse de compras, por ello yo ayer a la que salía a por los zapatos negros y el vaquero (el pantalón negro no, que este año no lo guardé en el altillo) y volví con un precioso vestido negro de entretiempo ( que rara palabra, quien no tiene miles y miles de prendas de entretiempo, pero alguien sabría definirlas?), pos eso que a casa se vino el vestido, y por supuesto los vaqueros, aunque los zapatos, no…pero tengo un nuevo vestido negro…sin zapatos…Y cuando ha terminado todo te sientes orgullosisima de tu armario, colocado, recogido, todo visible, hasta que pase una semana y cunda el caos, como es habitual…así que de momento hasta dentro de mas o menos 6 meses que volvamos a encontrarnos en esta tesitura, veremos cuanto ha crecido nuestro vestuario…

1 comentario:

Jerom dijo...

Creo que al lado tuyo soy un desordenado del carajo...