viernes, 4 de febrero de 2011

La elegancia de ser diferente.



Después de leer en estos días algún que otro libro adolescente y cosas de similar índole, ando dilucidando algunas cosillas. En primer lugar lo difícil que es ser normal, y lo sencillo que es ser diferente. No hallo más que ventajas en el hecho de que a uno le consideren friki, raro, etc.…calificativos que he tenido que escuchar a lo largo de mi vida dentro del ámbito familiar, no tanto en el social, donde siempre he intentado rodearme de personas afines a mi. Sin embargo no siempre debió de ser así, pues en mi adolescencia era muy popular, claro que no era exactamente por llevar bolsos de Gucci. Aun así tampoco recuerdo que me preocupara ser normal, o algo así, sino más bien ya resaltaba, primero por mi estatura, vamos que se me veía; y en segundo lugar por ser de carácter abierto, y de formas algo macarras. El caso es que me planteo que ser normal, además de aburrido bajo mi perspectiva es harto complicado, primero hacer todo tal como indican las normas es ante todo frustrante si no se consigue, decepcionas al personal y te sientes decepcionado. Hay que vestir como el resto, oír lo que el resto, ver lo mismo que el resto, actuar según el resto dice, etc. Un compendio de preceptos que deja poco a la imaginación y que aborrega al personal. Así que dentro de que llevo una vida de lo más sencilla, y bastante más acorde a las normas de lo que mi espíritu ansía, he de reconocer que me gusta leer cosas diferentes, oír, escuchar, hacer y sentir diverso a los demás. Entro todas las cosas porqué de lo contrario, creo que tendría una vida muy aburrida, todos hablando de lo mismo, y nadie me enseñaría cosas nuevas, ni me mostrarían nuevos horizontes, ni mi inquietud se vería satisfecha. Me gusta mi pequeña caja de zapatos donde vivo y donde todo es cómodo y familiar. Me gusta tener gatos y no hijos, me gusta estudiar sin pensar en el trabajo estupendo que ello me va a conllevar, me gusta rodearme de gente variopinta y quedar al ver el Rugby en vez del fútbol. Me gusta ser libre dentro de mis opciones, elegir lo que creo que me hace feliz y no pensar en el que dirán, ni en que hacen los demás. Adoro no pensar en que hacen o dejan hacer los demás, y tener una vida hasta cierto punto hedonista. Casi os diría que me gusta no trabajar de lo mío, sino en un sitio agradable que a las 3 me deja disfrutar de mis pensamientos totalmente ajenos al entorno laboral.
Lo dicho ser diferente creo que es mucho más elegante.

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