lunes, 12 de marzo de 2012

Tarde de museos





Tarde de viernes, semana estresante y vuelvo a mis orígenes, a los museos, a ver arte, a sentirme especial mientras observo grandes fotografías , grandes obras de arte. Y eso hice el viernes.

Empecé en el Caixa Forum viendo una expo sobre el Ballet ruso de Diaghilev, que era curiosa, aunque no me emocionó. Luego seguía con mono de sentir, y me sumergí en el Prado, no a ver las multitudinarias exposiciones temporales, sino la alucinante exposición permanente, las luces y las sombras alargadas de El Greco, la luminosidad de Rubens, la narrativa de Goya o el enigma velazqueño; y sobre todo la perfección de mi querida Magdalena de Ribera. Y entre esas maravillas una muestra de Historias Sagradas a modo de exposición temporal, donde han desempolvado los grandes formatos historicistas del XIX con otra lectura museística diferente a la última vez que las expusieron. Siguen siendo unas obras que te dejan anonadado, te sorprenden por estar llenas de historias dentro del lienzo, por el formato, por lo que significan y por lo que son.


Como aún no había tenido bastante me fui a ver las exposiciones de la sala de Recoletos de la Fundación Mafre, dos maravillosas muestras. La primera que ví, Odilón Redón, un surrealista cargado de símbolismos, de colores, de negros, de diseños, cargado de significado, una gran demostración artística que merece mucho la pena; nos acerca a un artista quizás no muy
conocido.

Y como colofón terminé viendo la exposición de fotografía de Lewis Hine, unas fotos impactantes, preciosas, cargadas de historias reales y de sonrisas limpias; una experiencia única y que merece muchísimo la pena. Un periodismo pionero, diferente, un hombre que no fue entendido en su época, pero que a su muerte empezó a ser valorado, eso tan triste que estamos acostumbrados a hacer. Pero al menos dejó su obra, así nunca será olvidado.

Una tarde maravillosa, rodeada de aquello que más me emociona y de aquello que me hace seguir deseando vivir para poder disfrutar de tantas y tantas cosas bellas.

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