domingo, 13 de noviembre de 2011

Arquitecturas Pintadas


Esta tarde he ido a la Fundación Caja Madrid a ver la segunda parte de la exposición que recientemente se expone en el Museo Thyssen. En el Palacio de las Alhajas predomina el siglo XVIII en adelante, y el tema representativo dominante es el GRAND TOUR. No se si conocéis dicho término, en el siglo XVIII y tras el descubrimiento de muchas ruinas, donde sobresalen las de Paestum, el mundo dio un giro en sus conceptos intelectuales, para volver la mirada al mundo clásico quasi olvidado, es la época conocida como neoclasicismo, y es el momento de las grandes Vedute o Vistas de ruinas, donde la vegetación y la arquitectura se envuelven creando una atmósfera fantástica y algo fantasmagórica. Muchas de esas obras mostraran la realidad hallada o la realidad fantaseada. Así en dicha exposición nos deleitamos con unas vistas de las ruinas romanas inigualables, unos dibujos excelentes de Piranesi de la colección de la Biblioteca Nacional, y muchas otras obras maravillosas. Pero no todo eran ruinas, sino que el Grand Tour realmente hacia referencia a un viaje por el mundo antiguo, o también a veces folclórico, se viajó a Nápoles, a Venecia, pero también a Egipto u a España mismamente. Realmente era la búsqueda de lo clásico, lo tradicional muchas veces, lo autentico otras…esta moda promovió que grandes artistas o viajeros incansables cogieran sus mochilas, y respaldados la mayoría de las veces por una buena posición social, dirigieran sus pasos a tan maravillosas tierras llenas de enigmáticas evocaciones, quién podría resistirse.
Pero no solo de nostalgia vive el hombre del XVIII, la arquitectura forma parte de la pintura en muchos más ámbitos, tal es el caso de las obras de Canaletto o de Guardi, donde la belleza de las líneas sobresalen sobre cualquier otro valor pictórico, y la Harmonía es tal que el que observa el cuadro se traslada oníricamente a pasear por las calles o canales representados. Un cuadro me parece destacable por encima de los demás, evidentemente sin denostar el resto, es un Canaletto de la Colección del museo de Carolina del Norte, que soy incapaz de encontrar en la red, pero que me ha resultado alucinante, las líneas, los personajes, el agua, todo. También destaco algún Belloto, algún Guardi, una vista bellísima de Viena, y muchos otros paisajes y entorno verdaderamente interesantes. Viajar a través del arte en este caso es una realidad quasi tangible.

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